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Cada vez hay más aficionados al ciclismo



La aventura del ciclismo de montaña
Cada vez hay más aficionados al ciclismo, ya sea urbano y turístico, ya de montaña; montar en bici es un deporte que apasiona, una vez que se comienza y se coge el hábito. Y, sobre todo, cuando se descubren todos sus beneficios.
El ciclismo de montaña, al practicarse al aire libre y poder disfrutar del paisaje, es diversión segura, además del placer de hacerlo en grupo, lo cual aporta mucha más satisfacción.
Entrenarse para la montaña
Es una actividad apasionante, pues proporciona la aventura del aire libre; estar en contacto con la naturaleza siempre es emocionante. Esto no resta que sea un deporte con ciertos riesgos, por los peligros que presenta, y duro, pues exige estar en forma física. Cualquier persona que practique bicicleta no está preparada para hacer ciclismo de montaña, a no ser que se entrene. Para practicar este deporte, es necesario ser algo aventurero, amar los desafíos, pero también estar en forma, realizando ejercicios unas dos o tres veces por semana.
El entrenamiento previo es muy importante, ya que ayuda a soportar mucho mejor las salidas de montaña. Hacer Spinning o correr dos veces por semana durante una hora, y nadar media hora, nos vendrá muy bien para preparar nuestro cuerpo. Así mismo, conviene hacer ejercicios con pesas, que fortalecen la musculatura de los brazos.
Las primeras veces
Una vez que se comienza a pedalear por la montaña, es conveniente aprovechar las primeras veces para hacernos con los ascensos, los descensos y demás particularidades del terreno. Transcurridas unas 20 sesiones por sendero, estaremos más que dispuestos para afrontar las dificultades que se presenten más adelante. Por ejemplo, resultaría muy arriesgado pretender dominar la acción de enganchar y desenganchar las calas y, al mismo tiempo, poner la atención en los demás aspectos del terreno, así como en las pendientes y las curvas.
Con una preparación física y continuada cada semana y con un entrenamiento por el terreno, iremos notando el cambio. De este modo, las mismas calas nos permitirán llevar los pedales hacia arriba y aplicar más fuerza en el pedaleo.
Al cabo de dos meses ya notaremos esa sensación de volar y a sentirnos cómodos. Es el momento de disfrutar del recorrido y de olvidar la preocupación por las posibles caídas, pues es casi imposible que las tengamos. Comprobaremos que nos apetece ponernos nuevas metas, como la exploración de nuevos terrenos, cuestas empinadas y senderos más difíciles.
La mejora en cualquier actividad deportiva depende de la frecuencia e intensidad con que se practique y en el ciclismo de montaña ocurre lo mismo.
La importancia del equipamiento
Salir a la montaña no es lo mismo que practicar bicicleta por la ciudad, ni siquiera por las afueras, como puede ser la carretera o el campo. Se trata de terrenos más abruptos, como pendientes, hoyos, vegetación, piedras, etc. Para poder hacer con seguridad los recorridos, conviene hacerse con un equipamiento básico:
• Una bicicleta adecuada. Las bicicletas de suspensión delantera son más económicas, pero también más inseguras; las de suspensión doble, a pesar de ser más caras, son muchos más seguras y cómodas para los irregulares terrenos de montaña. Mucho más en el caso de personas con problemas en la parte inferior de la espalda.
• Vestimenta. El equipo básico se compone de un culotte, imprescindible para el ciclista, y un maillot, que nos facilitará pedalear por la montaña con toda comodidad, además de llevar el avituallamiento. No conviene llevar camisetas de algodón, porque mantiene la humedad. Los guantes no solo protegen las manos de los roces de los matojos, también para separar con las manos los que presentan en el recorrido. Los calcetines son necesarios: proteger los pies y absorben el sudor; tampoco conviene que sean de algodón. Unas zapatillas adecuadas para practicar ciclismo, que tengan la suela flexible y la horma holgada; así, cuando se nos hinchen los pies con el pedaleo, no sufriremos la presión. Finalmente, para completar el equipo, debemos llevar un buen casco y gafas de ciclismo. Para los días de lluvia y frío, es mejor llevarse un chubasquero.
• Avituallamiento. Si lo olvidamos, no podremos hacer el trayecto en condiciones. La bebida y la comida son imprescindibles para conservar el nivel energético y no decaer a mitad de salida.
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